CARTA ABIERTA A LA DOCTORA MARTHA ELENA BEDOYA
Pereira, 27 de marzo de 2015
Apreciada Doctora:
Sentí emociones encontradas al ver la foto en la que aparece Martha Elena Bedoya, brindándole su apoyo a Israel Londoño, para una nueva aspiración a la alcaldía de Pereira.
Siempre he creído que lo más parecido a la catarsis que Pereira necesitaba en el manejo de sus destinos públicos -cuando la hegemonía impuesta por una dirección complaciente, amparada en el dominio absoluto del escenario político, que permitió la relajación de las costumbres y el manejo turbio de los asuntos públicos en la ciudad-, había sido la administración de Martha Elena Bedoya.
Durante la hegemonía política de Riverita, la ciudad y el departamento llegaron a una de las peores crisis morales de las que se tenga conocimiento en su historia. En la búsqueda de una solución para sacar a Pereira de la condición a la que la había llevado una dirección prolongada y complaciente, el acceso de Martha Elena Bedoya a la alcaldía, en una gesta de la que me siento orgulloso de haber sido partícipe, tuvo suceso una de las administraciones, más austera, transparente y ejecutiva que recuerde la ciudad. Una administración recatada y juiciosa que les devolvió a los pereiranos, no sólo el manejo de sus ciudad, sino también una nueva esperanza en su futuro.
Por eso veo con tristeza la imagen en la que aparece Martha Elena Bedoya brindándole su apoyo a una persona que devolvió a Pereira a la misma senda de deterioro que ella había superado durante su administración. Y cuando registro esa imagen, pasan por mi mente muchos interrogantes, que me gustaría que tuvieran su respuesta: Doctora Martha Elena, ¿está usted convencida de que apoyando esa fórmula le está haciendo bien a la ciudad? Doctora Marta Elena, ¿está segura de que una nueva alcaldía de Israel Londoño es la que le garantizará a sus hijos y a sus nietos un futuro promisorio para Pereira? Doctora Martha Elena, ¿está segura de que la alcaldía de Israel recoge las aspiraciones que, para la ciudad, algún día usted me expresó en el diálogo que dio origen a la gesta que culminó con su elección a la Alcaldía? Doctora Martha Elena, ¿en esa compañía es en la que usted quiere culminar su vida política? Doctora Martha Elena, ¿por el amor a sus hijos y a sus nietos, está segura de que una nueva alcaldía de Israel Londoño es lo que les recomienda a sus conciudadanos?
Cuando las respuestas sinceras a esos sencillos interrogantes sean afirmativas, tendré la seguridad de estar equivocado. Mientras tanto, como cuando usted encarnó esa sana aspiración, yo estaré al otro lado, para confrontarlos, porque creo que al otro lado y combatiéndolos es como se le hace bien a Pereira. Y, de pasó, entenderé que todo es una farsa en la que los intereses personales son lo único que prevalece en la política y, como el poeta, 'mi fe en ti... habrá muerto'.
Como a usted bien le consta, mis esporádicas intervenciones en la vida pública no obedecen a la intención de ganar elecciones. Yo estoy acostumbrado a perderlas. Porque en política yo no me matriculo en las causas ganadoras, sino en las que le dan tranquilidad a mi espíritu.
Carlos Humberto Isaza
Pereira, 27 de marzo de 2015
Apreciada Doctora:
Sentí emociones encontradas al ver la foto en la que aparece Martha Elena Bedoya, brindándole su apoyo a Israel Londoño, para una nueva aspiración a la alcaldía de Pereira.
Siempre he creído que lo más parecido a la catarsis que Pereira necesitaba en el manejo de sus destinos públicos -cuando la hegemonía impuesta por una dirección complaciente, amparada en el dominio absoluto del escenario político, que permitió la relajación de las costumbres y el manejo turbio de los asuntos públicos en la ciudad-, había sido la administración de Martha Elena Bedoya.
Durante la hegemonía política de Riverita, la ciudad y el departamento llegaron a una de las peores crisis morales de las que se tenga conocimiento en su historia. En la búsqueda de una solución para sacar a Pereira de la condición a la que la había llevado una dirección prolongada y complaciente, el acceso de Martha Elena Bedoya a la alcaldía, en una gesta de la que me siento orgulloso de haber sido partícipe, tuvo suceso una de las administraciones, más austera, transparente y ejecutiva que recuerde la ciudad. Una administración recatada y juiciosa que les devolvió a los pereiranos, no sólo el manejo de sus ciudad, sino también una nueva esperanza en su futuro.
Por eso veo con tristeza la imagen en la que aparece Martha Elena Bedoya brindándole su apoyo a una persona que devolvió a Pereira a la misma senda de deterioro que ella había superado durante su administración. Y cuando registro esa imagen, pasan por mi mente muchos interrogantes, que me gustaría que tuvieran su respuesta: Doctora Martha Elena, ¿está usted convencida de que apoyando esa fórmula le está haciendo bien a la ciudad? Doctora Marta Elena, ¿está segura de que una nueva alcaldía de Israel Londoño es la que le garantizará a sus hijos y a sus nietos un futuro promisorio para Pereira? Doctora Martha Elena, ¿está segura de que la alcaldía de Israel recoge las aspiraciones que, para la ciudad, algún día usted me expresó en el diálogo que dio origen a la gesta que culminó con su elección a la Alcaldía? Doctora Martha Elena, ¿en esa compañía es en la que usted quiere culminar su vida política? Doctora Martha Elena, ¿por el amor a sus hijos y a sus nietos, está segura de que una nueva alcaldía de Israel Londoño es lo que les recomienda a sus conciudadanos?
Cuando las respuestas sinceras a esos sencillos interrogantes sean afirmativas, tendré la seguridad de estar equivocado. Mientras tanto, como cuando usted encarnó esa sana aspiración, yo estaré al otro lado, para confrontarlos, porque creo que al otro lado y combatiéndolos es como se le hace bien a Pereira. Y, de pasó, entenderé que todo es una farsa en la que los intereses personales son lo único que prevalece en la política y, como el poeta, 'mi fe en ti... habrá muerto'.
Como a usted bien le consta, mis esporádicas intervenciones en la vida pública no obedecen a la intención de ganar elecciones. Yo estoy acostumbrado a perderlas. Porque en política yo no me matriculo en las causas ganadoras, sino en las que le dan tranquilidad a mi espíritu.
Carlos Humberto Isaza