25 de junio de 2007

RAZONES DE ESTADO



Estaba esperando con gran expectativa las ‘razones de Estado’ que el presidente Uribe nos daría a los colombianos, con respecto a los móviles que lo llevaron a adoptar la decisión de liberar e indultar a casi dos centenares de guerrilleros presos en las cárceles oficiales, pero me quedé con ‘los crespos hechos’ después de la alocución del lunes por la noche.

Sinceramente no me parecieron ‘razones de Estado’ las invocadas por el gobierno nacional para adoptar tan seria determinación. Muchos recordamos que uno de los motivos que tuvieron los colombianos para terminar calificando el gobierno del presidente Betancur como uno de los más nefastos de la historia del siglo pasado, consistió en liberar e indultar, sin que mediara causa aparente, a los guerrilleros recluidos en las cárceles por la acción de su antecesor, el presidente Turbay.

Haber liberado, sin compromiso aparente, a guerrilleros como ‘el canciller de las Farcs’ sobre el cual no solo pesaba una condena de la justicia nacional sino, además, el señalamiento de haber sido factor determinante en el secuestro y posterior asesinato de la hija de un expresidente del Paraguay, necesita ser sustentado por más que la intención de complacer al presidente de Francia, para que se entienda como una ‘razón de Estado’

Yo entiendo lo sensible que es para el gobierno y para la opinión pública francesa la libertad de Ingrid Betancourt. Al fin y al cabo ella es una ciudadana de esa nación, vinculada a altos exfuncionarios de ese país y dueña de un reconocimiento público tanto allá como acá. Pero la liberación de los cerca de dos centenares de guerrilleros no garantiza ni su liberación, ni hace más expedito el anhelado acuerdo humanitario. Sobre todo porque si en algo han sido claramente reiterativas las Farcs, es en que esa decisión de liberar a sus militantes detenidos, hace parte de las discrecionalidades del gobierno colombiano, pero no las compromete, para nada, en ningún proceso que beneficie a los secuestrados o que facilite la paz. Máxime cuando han dicho en todas las formas, en todos los idiomas y en todas las ocasiones, que no les asiste ninguna motivación para emprender un proceso de paz con el actual mandatario colombiano.

Las ‘razones de Estado’ son diferentes. Pero si el presidente Uribe consideró que la reiterada solicitud del gobierno francés constituye por si sola una ‘razón de Estado’, motivos tendrá para creerlo. Ojalá que con su generoso gesto logre mover la voluntad de los gobiernos de muchos países, en una cruzada capaz de ejercer presión sobre el grupo insurgente colombiano, para llevarlo a liberar a los secuestrados, para negociar un acuerdo humanitario o para sentarlo a la mesa de las negociaciones orientadas a la consecución de la paz del país. Si nada de ello se logra, le tocará sentir el rechazo de la opinión a su decisión, porque una cosa es liberar guerrilleros encarcelados y condenados, a cambio de nada, y otra muy distinta es si con ello se consigue satisfacer siquiera una de las grandes expectativas que, con respecto a la subversión, tiene la nación entera.

Ojalá que su gesto generoso y humanitario logre la correspondencia que el presidente francés espera y que todos los colombianos anhelamos.

ARCHIVO DEL BLOG