2 de abril de 2008

LOS PRECIOS DE LA TIERRA EN COLOMBIA

Las mejores tierras comprendidas dentro de la frontera agropecuaria de Colombia, se han convertido en bienes inaccesibles. Por cuenta de la proclividad de los narcotraficantes a la adquisición de inmensos predios para destinarlos a su actividad preferida, la ganadería, el precio de la tierra productiva ha llegado a niveles imposibles de alcanzar por quienes pretendan adquirirlas con el propósito de destinarlas a la actividad agrícola o pecuaria licita.

Hoy no es extraño encontrar tierras rurales sin vocación urbanizable, de mediana calidad y con regulares condiciones topográficas, por las cuales -sin ruborizarse- piden cincuenta o cien millones de pesos, simplemente porque enseguida vendieron a un precio similar o porque el vecino es un reconocido traqueto.

La presencia de los capitales provenientes de las actividades ilegales ha incidido en forma nefasta en el precio de la tierra en Colombia. Es muy difícil concebir una actividad productiva capaz de devolver una rentabilidad razonable, cuando se tiene que pagar una astronómica suma por la adquisición de la tierra, por su adecuación y por su sostenimiento. Salvo razonables excepciones, como la de los predios destinados a la producción industrial de caña de azúcar en el Valle del Cauca, a la caficultura en el Quindío y a la ganadería altamente tecnificadas, es casi imposible que una cuadra de tierra adquirida en la actualidad para el efecto, a esos preciso, rente lo suficiente para destinarla a la actividad productiva.

Con la propiedad urbana ocurre algo similar. No hay ninguna razón valida para que en ciudades como Cartagena o Bogotá, un metro cuadrado de apartamento llegue a costar ocho o diez millones de pesos. Porque en Colombia se sabe cuanto cuesta un metro de construcción y también se sabe lo que incide el precio de la tierra en el valor final de una propiedad horizontal. Eso ya esta inventado.

Los preciso de los bienes raíces en Colombia están afectados por una ola de consideraciones subjetivas irreales, que ha llevado a niveles de especulación inaceptables, y que pueden terminar produciendo una decepción masiva, a la postre, entre quienes han accedido a sus propiedades pagando la gana o endeudándose por el temor de que si no compran ahora no lo podrán hacer nunca. El ejemplo reciente de los Estados Unidos, donde se produjo el desinflamiento de la llamada ‘burbuja inmobiliaria’ debería servir como un campanazo de alerta para los especuladores y para los compradores que han caído en una espiral alcista de proporciones irracionales.

En el eje cafetero y el norte del Valle, además de la posible destorcida en los preciso de las propiedades, queda esperar los efectos de las masivas expropiaciones a los narcotraficantes, los que, en su integridad, están siendo sometidos a procesos penales ordinarios, como consecuencia de los cuales la totalidad de sus propiedades pasará al Estado, para ser reasignada de conformidad con criterios distributivos muy distintos de los que en la actualidad caracterizan el reparto de la tierra de esa región.

18 de septiembre de 2007
chisaza@yahoo.com

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